Cuántas noches de luna pasé, con viento
olas altas y, barcos.
Hasta pensaba que no volvería a verte porque, siempre quería que fueras mi amada esposa. Que tontería la mía, llegué a puerto y todo mi esfuerzo se cayó al piso.
Que yo mismo comprobé que ya tú tenías otro querer.
Que pena me causaste y, pensé que tal vez fué
mi Dios que me dió ese aviso, para que
no siga tu camino, rogandote amor.
Hoy en día sigo en mi trabajo pero
de ti ya está en el pasado porque,
ya tienes quien te quiera mujer.