Emilio Barrios

Adiós Abuela

Te has ido, te has ido sin decir adiós, sin decir buen día, tus ojos se cerraron una madrugada muy fría, te marchaste postrada sobre una cama dura, helada y una sabana blanca.

 

La luz en tu mirada se apagó como el sol como cuando se cubre de nube gris en una tarde triste anunciando la lluvia, eras una gentil persona, humilde, sabia y bondadosa.

 

A donde vas no lo sé, quisiera saberlo pero no podré, quedan en mi memoria todo lo que hiciste, dijiste y padeciste, los días felices del verano de Diciembre ya no tendrán sentido, ¡te fuiste!.

 

Recuerdo tu sonrisa en esa mejilla que ahora ya no soplará la brisa, las mañanas no serán la misma, quedará un gran vacío, es tan injusta la vida y a la vez tan extraña.

 

En tu nueva morada siempre van las mejores personas, a las que menos debería llevar las lleva la muerte, no se si es cuestión de suerte, no puedo aceptar que ya nunca estarás presente.

 

Estas ausente pero sigues viviendo en mis pensamientos, en mis sueños te veo, en mi corazón te tengo, no despedirme fue algo que hasta hoy continua doliendo, no fui al entierro. ¡Cuánto lo siento!.

 

Los viajes hoy no tienen sentido para mi, no me resigno a quedarme sin tu risa, sin tu alegría de vivir, ¿ como abrazarte más?, ¡sentarme en tu regazo!, es muy doloroso tu adiós, quedan grabadas en mi mente tu voz y tu alegría.

 

Odio tu partida, de la manera que lo hiciste no merecías, tampoco merecimos aquella noticia tan despiadada, solo queda darte las gracias, por aquellos sermones, aquellos momentos, la paciencia, las enseñanzas, tu sabiduría.

 

Nos veremos algún día, no tengo dudas, se que nada perdura, también se que no querrías que me inunde en una profunda amargura, lo que amaba de ti siempre fue tu enorme corazón y tu entrañable dulzura.

 

Quisiera decirte más y más palabras pero dos o tres páginas no alcanza, me pesa la melancolía y la nostalgia, se que me observas y seguro me regañas como de costumbre, eres la mejor ¡ABUELA! que nadie lo dude. ¡¡ADIOS!!.