Dime tu nombre ahora, o quizás mañana, pero como fuere, sea porque es necesario, necesario porque deseo presentarte a mis sueños, y quiero que mis labios puedan llamarte, y lleguen a pronunciar con dulzura tu nombre.
Dime, cómo es que te llamas? Porque no puede existir un Amor tan guardado y con ansias sin conocer tu nombre, ni se puede acariciar con las palmas abiertas, la suave brisa de la costa, sin cerrar los ojos, pensándote… y sin poder evocar tu nombre.
Me dirás entonces cómo te llamas? Porque me es preciso escribir tu nombre sobre mi piel desnuda, porque sin saber como te llamas, como podría escribirlo sobre la arena de la playa que las olas se llevarían? o tatuarlo en la corteza de aquel árbol, que sembrado está frente a mi casa?
Quizás tu nombre sea una esmeralda que colgaré sobre mi pecho, o pueda ser un rubí anidado en mi corazón, o será quizás dos pétalos de jazmín, que le sirvan de alas a mi Alma, o la lluvia fina que discurre sobre mi rostro, para llevarse mis lágrimas cuando te llamo aún sin saber nombre.
Quisiera saber tu nombre, Porque me es preciso soñar contigo cada noche, porque te confieso que me siento enamorado, aún sin poder pronunciar tu nombre, porque al saber como te llamas, podría llamar tu atención discreta, para que vuelvas tu rostro, y puedas mirarme a los ojos, y en lo dulce de tu mirada tierna, poderte escuchar… pronunciar el mío.