Augusto Fleid

Perdido en tus llanuras

Naufragó entre estas llanuras sureñas,  

dirigiendo mis pasos al norte,  

donde el viento susurra secretos,  

y el horizonte se quiebra en espejos.

 

 

Una parvada se eleva,  

rasgando el cielo con su vuelo único,  

plumas de riscos,  

eco de despeñaderos.

 

 

Tu cantar me seduce,  

desliza un limbo en mi conciencia,  

pierdo la cordura en tu mirada,  

y la locura se despliega,  

como un telón en la penumbra.

 

 

El ardor de tus besos,  

las manos que recorren mi piel sin tregua;  

tus dedos, navegantes de oleajes,  

se hunden en mi espalda,  

perdiéndose en el abrazo de mi cuello.

 

 

Hojas de otoño, tu cabellera negra,  

éxtasis de medianoche,  

tus labios, cerezos en flor;  

el brillo en tus ojos tiernos,  

luciérnagas cautivas en un frasco.

 

 

Un grito de cisne hiere el silencio,  

su eco se clava en mi pecho,  

montañas de locura me envuelven,  

me pierdo en tu dulce veneno,  

hasta caer rendido en tus brazos.

 

 

¡Oh tormenta de mis ayeres!  

Regresas a atormentarme  

en esta soledad indómita,  

y en cada latido,  

un naufragio se repite.