A. García de Verriér

Consuelo a un amante trágico.

Y cuando dijiste que no sabía,

cuando triste y con lágrimas en tus ojos, tú,

me dijiste de qué servía si solo soñabas.

Me dijiste con lágrimas, oh preciosa...

que si la muerte y el sueño,

que si el dolor y el sufrir,

que si la vida y la muerte...

¿No lo entiendes?

No maltrates los sueños,

que tú sueñas aún dormida.

Y aunque no te mates vas a morir,

Y aunque no te duermas vas a soñar.