imposibles aparejos en mi suave habitación
remanentes de otros sueños de cualquier azadón
imperdibles atavíos imposibles al sabor
me doy vueltas como el crío que no alcanza calor
imbatibles las espuelas
de don pablos buscón
no se enciende en las escuelas
ni un pequeño carbón
removibles los quevedos
en mi cuadro frisón
resarcibles los recuerdos
si no puja el blasón
invencibles los enfermos del hospital a las dos
a las doce ya me duermo y ni siquiera galdós
irreversible se acerca para ofrecerme sermón
para abrirme la puerta o devastar mi canción