Son montañas sin declive
huracanes que nunca paran
veneno que cura, cura sin frenos
besos de gis de tu amor frenético.
Tu vida alcalina mi desamor fluctúa
tus colmillos mi cuello desgarra
aumentas mi dopamina, piel de gallina
tus ojos engloban al mundo con su entrada.
Catorce días son una madrugada
si las llamas me corroen un tuyo beso,
desprendes mis células de sus mitocondrias
y te apoderas de ellas hasta mi citoplasma
para fusionarte en mis versos y besos,
ser mía, aun con nuestros cuerpos sin plasma.
Ser el producto y el fin de amar
el ducto por el que derramar mis sueños
los brazos a los que rodear,
la luna que llegar,
el cielo al que mirar,
te amo desde mis visceras hasta mis pupilas
desde mis primeras células hasta mi fémur,
desde mi piel hasta mi temporal,
todo de mi te ama por ser tan bella,
luciérnaga entre todas las damas.
Daga de amor que se adentró muy adentro,
y que, en vez de matarme me ha hecho vivir,
vivir desde el centro de mi felicidad
hasta el centro de Mérida,
hasta mis noches y mis mañanas.
Tú presencia pulveriza mis horas tristes
y si el amor tiene un nombre científico
estoy seguro de que el tuyo sin duda
sería la definición, el que yo elijo.