Tuve que imaginarme
que todo era un engaño,
pero tuve que probarme
para poder demostrarlo.
Una mujer como tú
no es normal que este tan sola,
una rubia escandalosa
con el cuello de avestruz,
y cintura de una diosa.
Me acerqué disimulando
como el que no quiere la cosa,
al poco, estaba a tu lado
y me pedí otra copa.
Noté que estabas nerviosa
que intentabas esquivarme,
pero no pude aguantarme
y te dije, estás sola?.
Me diste un si de respuesta
que esperabas a una amiga,
pero no aparecía
ni te dio ninguna seña.
Empezamos a charlar
nos pedimos dos cervezas,
y al sonido de la orquesta
nos pusimos a bailar.
Como me equivocaba
una mujer tan real,
un portento de verdad
una diosa reencarnada.
Tuve que imaginarme
pero yo no quise verlo,
como un hueso en su garganta
una mujer, no ha de tenerlo.
Mis sospechas avanzaban
a medida con el tiempo,
y su barba raspeaba
al nacerle nuevos pelos.
Hay que ver que equivocado¡
pero ya me figuraba,
que una mujer con su estampa
no es normal, si sola ha estado.
Como te llamas? le dije
pero dime la verdad,
para ti soy Soledad
y Manolo es el que finge,
ahora, te puedes marchar,
por donde mismo viniste.
No me marcho, aquí me quedo
porque eso me da igual,
quien nació como perfecto?
mírame, yo soy Alberto
Susana para mama.