FRANCISCO CARRILLO

nada es lo que parece...

Tuve que imaginarme

que todo era un engaño,

pero tuve que probarme

para poder demostrarlo.

Una mujer como tú

no es normal que este tan sola,

una rubia escandalosa

con el cuello de avestruz,

y cintura de una diosa.

Me acerqué disimulando

como el que no quiere la cosa,

al poco, estaba a tu lado

y me pedí otra copa.

Noté que estabas nerviosa

que intentabas esquivarme,

pero no pude aguantarme

y te dije, estás sola?.

Me diste un si de respuesta

que esperabas a una amiga,

pero no aparecía

ni te dio ninguna seña.

Empezamos a charlar

nos pedimos dos cervezas,

y al sonido de la orquesta

nos pusimos a bailar.

Como me equivocaba

una mujer tan real,

un portento de verdad

una diosa reencarnada.

Tuve que imaginarme

pero yo no quise verlo,

como un hueso en su garganta

una mujer, no ha de tenerlo.

Mis sospechas avanzaban

a medida con el tiempo,

y su barba raspeaba

al nacerle nuevos pelos.

Hay que ver que equivocado¡

pero ya me figuraba,

que una mujer con su estampa

no es normal, si sola ha estado.

Como te llamas? le dije

pero dime la verdad,

para ti soy Soledad

y Manolo es el que finge,

ahora, te puedes marchar,

por donde mismo viniste.

No me marcho, aquí me quedo

porque eso me da igual,

quien nació como perfecto?

mírame, yo soy Alberto

Susana para mama.