Yo ya tengo media luna,
madurada en la esperanza.
La casaré con la tuya
el viernes, de madrugada.
Será su noche de bodas
la que vivan nuestras almas.
Se fundirán en un beso,
entre orgasmos enredadas
y rodarán por los cielos
de tisú, de suaves sábanas,
que cubran su desnudez
y la protejan del alba.
Y las estrellas, dormidas,
despertarán alocadas
con sus guiños y sus juegos
y formarán la rondalla
de luces sin melodías,
de boleros sin palabras.
Yo dejaré que nos ronden,
asomado a la ventana
de ilusiones y silencios,
en esa noche sagrada.
Y velaré por tus sueños,
reflejados en tu cara…
Yo ya tengo media luna.
¿Me das la media que falta?