¿Cuánto desprecio desdeñado?
en dignidad constituido,
tan insolente mi castigo
con llanto casi inadvertido
tan osado acusa mi vida.
¿Cuándo seré feliz y fausto?
Si el ser humano yace flaco
y la ambición se vierte fuerte,
caudal que en vanos desengaños.
Una prudente medianía
entre la opulencia y pobreza
como una esmeralda bruta,
engastada siempre en mármol
undoso en mi vida quisiera,
en mar ondulado incrustada;
con canas no peinadas con Boj
dentado o con rayas espina,
sino con reales desengaños,
de purpúreas conchas no istriadas.