Javier Julián Enríquez

La vida simple y retirada

¿Cuánto desprecio desdeñado?

en dignidad constituido,

tan insolente mi castigo

con llanto casi inadvertido

tan osado acusa mi vida.

¿Cuándo seré feliz y fausto?

Si el ser humano yace flaco

y la ambición se vierte fuerte,

caudal que en vanos desengaños.

Una prudente medianía

entre la opulencia y pobreza

como una esmeralda bruta,

engastada siempre en mármol

undoso en mi vida quisiera,

en mar ondulado incrustada;

con canas no peinadas con Boj

dentado o con rayas espina,

sino con reales desengaños,

de purpúreas conchas no istriadas.