Lucharé con la cólera del viento
que perturba mi vida y mi destino,
nunca nadie sabrá si me alimento
o si bebo una copa más de vino.
Porque vivir no quiero en un lamento
imponiendo la estrella de mi sino
dejaré de sufrir el desaliento
sin importarme el trecho del camino.
Será mi vida un duelo en la balanza
recordando los ecos de su risa
y mis auroras a su cabecera.
Tiempo, tiempo, no pases tan de prisa
para que cuando llegue la mudanza
haya olvidado el sorbo de la tuera.