polonius

Desierto

En un páramo solitario vi caer la lluvia

sobre el destartalado capó de un coche

que ni siquiera recuerdo el nombre.

Sólo sé que por mis venas ya no corría

la sangre vital, si no que galopaba el

veneno que me insuflaste desde que me

besaste por primera vez . No apliqué la

lección que nos inculcaron desde la más tierna

infancia, que no es otra que vivir con los

ojos abiertos. Contigo los cerré y me

atravesaste con tu aguijón de ponzoña

maldad. Ahora estoy pagando mi deuda

con infinitos intereses. Me duele el alma

hasta decir basta y mis pies no son capaces de

bailar la rumba que marca la vida, sólo son

capaces de bailar el tango con la señora muerte.

 

Polonius