Llueve en el ensueño abisal
sin indicio de lo que avecina;
despierta en el alma cansina
el hastío del interior visceral.
Aurora conspira sin ningún mal,
no revela en su impotencia,
que la lluvia con su vehemencia
le susurra y musita el umbral.
En el silencio tu voz no percibo
cuando tu torrente se precipita
en mis sueños no te veo cerquita.
Abro mis luces hacia el gris cielo
y natura aún no se despierta;
en la mente no noto desvelo.