Don Quijote ya está viejo
y también su contenido
pero sigo, convencido,
nada cambia… ¡qué complejo!
Por ejemplo: yo me quejo
de la ausencia de justicia,
que la esconden con pericia
esos amos del poder
que no dejan de joder
y promueven la injusticia.
El camino recorrido
con su amigo Sancho Panza,
con denuedo y esperanza
es: «camino del olvido».
Si al Quijote ya ha leído
con todas sus aventuras
y las muchas desventuras
ya sabrá que está vigente,
como libro referente,
lo vivido en las llanuras.
Se mantiene la locura
del Quijote, el caballero,
cabalgando cual llanero
con herrumbre, su armadura
y carencia y desventura.
Vive aún su fantasía
como luz del mediodía;
sigue andando muy famélico
con un signo psicodélico
reflejado en su osadía.
Desde mil seiscientos cinco
que escrita quedó esa historia
se ha quedado en la memoria
con presteza y con ahínco.
Y en sus letras yo me finco
para demostrar que sobra
como entonces, la zozobra,
del Quijote de la Mancha
si el presente aún se engancha
a lo escrito en su gran obra.