SENCILLAMENTE.
Y sencillamente te arraigaste en mi vida,
sin anuncio, permiso, ni anuencia mía.
Te encarnaste como espina no sentida,
y sedada mi alma… No sintió que hería.
Entraste con mi puerta y ventanal cerrado,
profanando intimidad de mi alcoba y cobija;
Mas: Cómo evitar al viento una vez soplado.
Entre indefectiblemente, por cualquier rendija.
Te quedaste, aunque el viento ya se ha ido,
señoreando mi voluntad pasiva y sumisa
Amándote… Sin amar haber pretendido,
cómo sin pretenderla nos acaricia la brisa.
Así; El pensamiento fluye a la mente,
sin un previo pensar haber tenido
y llega con sobriedad… Furtivamente,
sojuzgando a plenitud; Razón y sentido.
Y sencillamente y sin complejos,
llegaste no sé cuándo, ni de donde,
y que importa si de cerca o de lejos.
Si hoy mis labios ávidos y perplejos.
Solo saben pronunciar tu nombre,
entre el mutismo grato de tus besos.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA.)
Septiembre 30 del 2024.