Del camino a su costado
la fuente se ofrece,fresca,
como vivificante promesa
que alegra al caminante agotado
del largo trecho ya caminado.
Corre el agua clara por la tierra
y fertiliza la hierba florecida,
invitando al reposo y la bebida,
para redimir el alma envejecida
y el cansancio de la senda de la vida.
Al crepúsculo, la fatiga vencida,
regresa el viajero a su vía
con la esperanza de otro rico venero
que alivie la dura carga del sendero.