burgense

El perfume de las lilas

El olor dulzón de las lilas salvajes

perfumaba un cercano paisaje;

el viento lo pintaba de púrpura amable,

 llegaba sutil hasta mi ventana

y entraba hondo en mi alma.

Fue el aroma que troqueló mi infancia,

una antigua y feliz fragancia,

que aparecía  en la primavera

y se adhería al aire y la tierra.

 

Con él pescaba viejos cangrejos

en un distante arroyo del tiempo.

 

Y me animaba con fuerza a trepar

al alto árbol de mi bien y mi mal.

 

 Él me recordaba que había comido

del fruto clandestino prohibido.

 

 Sobre lilas , mis piernas corrían ,

libres y ligeras, persiguiendo la vida.

 

 

Entre lilas , mis pájaros se buscaban ,

nocturnos e inocentes ,y se mataban,

sin remordimientos ni tristezas,

cuando anidaban en mi cabeza.

 

Aquel fino y penetrante olor

me desveló mi primer amor.

 

Dónde los viejos cangrejos,

dónde los árboles altos,

dónde los frutos añejos ,

dónde las piernas y los saltos,

dónde los pájaros muertos,

dónde aquel amor perfumado,

dónde aquel sueño lejano.

 

Aquellas mustias lilas de antaño

siguen destilando su esencia cada año.