Soy bien humilde pero educado, usted puede verme vestir sin ropas de marca y desaliñado, uso calzados rotos pero bien lavados, a mi eso de la apariencia no me importa ni me ha importado.
Puedo decir con orgullo que respeto y buenos valores me sobra, no tengo carros de lujo ni del año, no estoy para agradar a los ojos de conocidos menos de extraños.
Dirán por mi \"ese pobre muerto de hambre\", lo cierto es que me da igual como me llamen, yo solo presto atención la bondad, la lealtad y el buen corazón que lleva en su interior el hombre.
Hoy puedo comer en un buen restaurante y otro día puede que no, mañana fideo al pesto y cuando me toca huevo con arroz, pero comida en mi mesa nunca me falta.
La gente juzga lo que ve primero, observa tu vestimenta, tu calzado hasta tu teléfono, creen que con eso ya pueden darse la razón de opinar si eres un pobre o un ricachón.
Las apariencias engañan hoy tortilla con mandioca, al día siguiente una buena lasaña con cerveza, ¿Cuál es el problema?, para que dar tanta explicación.
Soy un hombre noble por eso no hago daño a nadie, eso no quiere decir que soy un cobarde, el que me busca me encuentra y simplemente no me dejó encontrar, es cuestión de inteligencia, ¡no ando a lo bestia!.
Soy amante de los buenos modales de las plantas y los animales, de toda la naturaleza en si, me causa gracia la gente que cree que todo es cuerpo, buena pinta y vestidos elegantes, pero cuando abren la boca parecen salvajes.
No soy de fiestas ni gustos caros, de reuniones sociales donde todos miran a su alrededor para después sin pelos en la lengua criticarme hasta lo que he tomado.
No voy a misa porque allí debo atender que tipo de corte debe ser mi camisa, los que dicen ser muy devotos o dicen ser muy religiosos son los más prejuiciosos y envidiosos.
Soy humilde, pero educado, no soy pobre tampoco millonario, no tengo carro del año pero puedo llevarte sin cobrarte un centavo, no soy de vestir caro pero tengo valores bien formados, simplemente soy un hombre muy honrado.