Nada
ni ausencia ni vacío,
sólo un simple susurro
en el derramado llanto
de un recuerdo
ahogado en el tiempo
al evaporarse la vida
de la faz.
Todo fluye tan rápido,
se desvanecen los instantes
al trote de cada paso
y la eternidad
borra la zancada
del ligero pensamiento
carente de argumento,
porque el viento
se lleva el sutil aroma
al naufragar en el silencio,
que ha quedado mudo
sin presencia
y carente de afecto
ante la distancia
que ignora la existencia
por no buscar
al que ha partido.
Por eso es mejor
mantenerse lejos, en el adiós,
de un suspirado despido
gravado fijamente,
porque extrañar,
es un extraño destierro.
Magali Aguilar Solorza
(Quiet Night)
Viernes, julio 27, 2018, 7:19:09 a.m.
Autora mexicana