Terrible vanidad la del ahora,
la del último reel en la pantalla,
la del filtro, del meme y su metralla;
la del tiempo, que pasa y te devora.
En esta esclavitud aterradora
de la tecnología el alma calla,
solo se le permite ver la talla
de todo cuanto el móvil corrobora.
Ya no quiere ser libre mientras sueña
con esta aplicación, aquella foto,
y sigue lo que cree que es la vida.
La vida es otra cosa, mi pequeña.
Es eso que se va, sin voz ni voto,
detrás de la apariencia, tras la herida.
Miguel Ángel Miguélez
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