Tu cuerpo me llama en el silencio de la noche,
como un susurro que envuelve el aire,
mis manos lo sienten sin rozarlo,
mis deseos se encienden en cada instante.
Es un imán que atrae mis sentidos,
una danza que no pide permiso,
en la bruma de nuestros anhelos,
somos fuego en un mar infinito.
Cada curva, cada sombra es un eco,
de lo que mi alma quiere alcanzar,
tu cuerpo me llama, me encuentra,
y juntos aprendemos a soñar.