Fui una ilusa, al dejar en tus manos, esta vida mía.
No sé en qué, pensaba, al decir que sí, sin malicia.
Por Dios, la verdad es que yo, a ninguno le temía.
Ciertamente, no soy de las que, a priori, enjuicia.
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Tomo riesgos, ya que, la vida es del qué se atreve.
Sin embargo, yo no navego, sin conocer las rutas.
Menos, en un viaje que, evidente peligro conlleve.
Evado a aquellos que, osan navegar por las grutas.
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Estoy viva porqué, nunca en casa, olvido mi mapa.
A todas les indico, si no sabes nadar, nada de Mar.
Mija, salvavidas con Ud., y no se la eche de guapa.
Hay que anticipar, todo aquello qué, puede pasar.
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Compiten el mar y el marinero, al pilotear el barco.
El Capitán con bellos cantos de Sirena se embriaga.
El Marino experto, no confunde, el Mar con el Charco.
Él, al ir a zarpar, en su mapa, todos los rumbos indaga.
¡La Dama del Marinero, lista ha de ser, si se embarca.
No ha de olvidar que, en ese Mar, Él será el Patriarca!