Raiza N. Jiménez E.

Entre Mares.-

Fui una ilusa, al dejar en tus manos, esta vida mía.

No sé en qué, pensaba, al decir que sí, sin malicia.

Por Dios, la verdad es que yo, a ninguno le temía.

Ciertamente, no soy de las que, a priori, enjuicia.

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Tomo riesgos, ya que, la vida es del qué se atreve.

Sin embargo, yo no navego, sin conocer las rutas.

Menos, en un viaje que, evidente peligro conlleve.

Evado a aquellos que, osan navegar por las grutas.

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Estoy viva porqué, nunca en casa, olvido mi mapa.

A todas les indico, si no sabes nadar, nada de Mar.

Mija, salvavidas con Ud., y no se la eche de guapa.

Hay que anticipar, todo aquello qué, puede pasar.

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Compiten el mar y el marinero, al pilotear el barco.

El Capitán con bellos cantos de Sirena se embriaga.

El Marino experto, no confunde, el Mar con el Charco.

Él, al ir a zarpar, en su mapa, todos los rumbos indaga.

 

¡La Dama del Marinero, lista ha de ser, si se embarca.

No ha de olvidar que, en ese Mar, Él será el Patriarca!