Vivo dentro de mi holograma
donde existo con mi reflexión,
y en el trance del impulso de la vida
probaré de nuevo las mieles del deseo hasta saciarme,
hasta evocar la somnolencia de la muerte dulce,
hasta deshacer los caminos,
los de piedra y roca, los de verde césped,
los que anduve y los que no...
Callo voces que aún no han hablado,
mientras las tumbas en el cementerio
impávidas asisten expectantes a la vida...
Y el cielo me lee mis derechos,
descargando la lluvia torrencial,
inundándome con agua caduca y perenne...
No lloro más lágrimas que sangre derramo,
y sueño que tengo pesadillas de mentira
en un mundo de cartón con contornos de cerillas encendidas.
Y así me consumo, así, como los días y los ciclos...
RBP (26/8/24 - 10:02)