Estoy aquí, en esta ciudad, hace mucho tiempo ya.
No sé si nací en este lugar o llegué de muy niño,
nadie me lo dijo, porque no lo pregunté,
y cuando pude hacerlo, ya no había quien
pudiera ayudarme a desandar mis pasos.
Aprendí a escribir y hablar en esta lengua
(al menos eso quiero creer),
con la que hoy ordeno mis ideas y me defiendo.
Aprendí las costumbres y urgencias del lugar,
y los lugares por donde trajinar mi sombra,
pero nunca he podido salir de esta ciudad,
porque no acumulé lo suficiente para ir a otro lugar,
o porque me faltó voluntad para ello.
Por eso es que vivo aquí, sin posibilidad de elección,
aunque me gustaría vivir allá y allá, y más allá.
En todas partes un poco, como nube viajera,
como enérgico rayo de sol o fría gota de lluvia
que no caen siempre en el mismo palmo de tierra.
Pero tal vez nunca salga de aquí, y me digan que
solo puedo escribir y hablar acerca de este lugar,
que es lo que hago sin disgusto ahora,
aunque aún me falten muchas noches por consumir
y muchas palabras por digerir en el desayuno.
No obstante, siempre me quedará la imaginación.
y lo que pueda reunir de aquí de allá y de más allá,
de las voces de los demás, de sus claustros,
de sus exilios, de sus escapes al mundo real,
y de las ventanas que se abren en el mundo virtual,
para hacer de todas partes una parte mía, sin más.