OscarCampos

¿Siempre fuimos libres?

 

La verdad es un fuego que arde sin consumir,

una llama que se mantiene viva

en el corazón de quienes se atreven a mirar.

Nos revela que el mundo que conocíamos

era solo una sombra

una ilusión que nos mantenía presos

de nuestras propias creencias.

 

Al final, no es la luz lo que tememos,

es la libertad que ella nos ofrece,

la posibilidad de ser algo más

que lo que las sombras nos dejaron ser.

Y al cruzar la frontera entre la caverna y el sol

entendemos que siempre fuimos libres,

solo necesitábamos abrir los ojos.

 

La verdad es un fuego

una llama que arde

en el corazón de aquellos

que se atreven a mirar más allá

de las esquinas en penumbras.

 

Nos muestra que el mundo

que conocíamos

no era más que la construcción

de una prisión sombría

de una ilusión que nos mantenía

cautivo de nuestros paradigmas,

espejo de una llamarada

que nos mantiene en un infinito

letargo de retraso mental.

 

Al final,

No tememos a la luz,

sino lo que significa:

las puertas se abren

y como sostenemos¿ la libertad

en las manos,

la expectativa de cruzar el bosque

y encontrarnos

con nieblas entre las ramas,

y el canto de aves que no ves.

 

Cuando finalmente cruzamos

el umbral entre la caverna del bosque

y el mundo real,

descubrimos que la libertad

 siempre estuvo allí, desnuda,

esperando a que abriéramos los ojos,

y encontrar nuestros pensamientos.