Tardío y recóndito
Como una juerga de huesos
me crecen poemas y calumnias desde el cráneo
¿Cómo he de imaginarte muerta
si aún no te me inmiscuyes en la memoria?
¿Cómo he de fumarme tu último hálito
si mi demonio interior no quiere exhalarlo?
Siento hastío de inocularme
dosis de líquida aprensión
cuando faltan tres cervezas para medianoche
mientras amorfas parejas
se confunden entre sillas y barrotes
embaucados parecen disfrutar
cada inhalación,
cada sorbo.
Siendo impregnados de un aura de indiferencia:
tolerancia, democracia, comodidad,
es lo que sobra tanto en mi hogar
como en todas partes
como en cada rincón desbaratado en eufemismos
y huesos que alguien perdió,
como dolores que provocan recuerdos
que me harían bien si no fuera por esta efervescencia
achatando mi gregario instinto.
Una cirugía que me obliga a ser estrella
estrella de medio tiempo y de 0 vida.
Deseo ser niño, tu hijo quizá, para reírme
de toda su aparatosa madurez
de toda su parafernalia social
micro cósmica
micro nada
que no descansarán hasta tragar
finalmente, su último sorbo de ego
que profana el sentido de la paz aguda
y nutre de ojos esta paranoia.
Deseo cerrar los nocturnos rincones por la fuerza
solo para afirmar que sus rutinarias acciones
articulan la infrarrealidad
a través de esta reproducción fílmica o psíquica
aunque sea entre una hueste de clones tuyos
que tratan en vano de reconocer
almas gemelas
como si existieran.
Porque es entre todos que elaboran
sus propias emanaciones mentales
Luego de que aquella cinematográfica y mortal noche
se vuelva eterno presente y 0 pasado
así permanecen las futuras noches posibles
aguardando las luces artificiales
soportando el futuro desde el cráneo,
saliendo/entrando del club de la ignorancia
entrando/saliendo del agujero interior.