¿Qué soy, que he sido?
¿qué me define?
¿lo hecho y lo vivido?
¿o acaso mi pensamiento,
tanto el concepto arraigado
como el suave razonamiento?
¿soy aquello que en mí he construido?,
¿seré la suma de mi pasado
o el futuro quién me determine?
¿Soy hijo o Padre?
soy quien yo soy
o mis viejos encuadres?,
¿soy sumatoria del tiempo
o expresión de lo divino?,
¿soy acaso un portal discreto
de nuevos pórticos que se abren,
o soy solo un simple experimento
de sutil eternidad en el hoy?.
¿Soy mi pasado
o mi futuro?,
¿el acumulado
de mis continuos presentes?,
¿o la cuenta inacabada
de incontables accidentes
que a mi pensamiento han marcado?
¿soy esa incesante llamarada
que va precediendo los augurios?.
¿soy solo polvo
o quizá espíritu?,
¿fui hecho de lodo
o de un sublime soplido?,
¿soy el reflejo consciente
de tres raciocinios divinos?,
¿o solo el reflejo insonoro
de aquella interminable corriente
de la vida que fluye cual río?
¿Soy quién me pienso
o como me miro?
¿soy yo aquel reflejo
borroso y distorsionado
la imagen vaga y difusa
que interpreta quien me ha mirado?
¿o soy el patente recuerdo,
la pisada vibrante y profunda
de la historia que ahora respiro?.
Somos las obras
de nuestras manos,
soy hijo que añora,
hermano y también amigo,
espíritu y llamarada,
criatura de un soplo salido,
a veces soy reflejo y sombra
que se contempla distorsionada
como historia y relato profano.
No soy quien soy
ni quien he sido,
ni los tiempos que hoy
he vivido entre mis carnes,
soy portal y soy pasado,
soy el presente consonante
del augurio de mi razón,
soy el polvo divino incrustado
en la estrofa de un verso perdido.