Dedicado a los que aún piensan que no estamos en la prehistoria del hombre:
Hay una voz que ya no sueña con reencontrarse,
Sobrevive en el subterráneo de los teléfonos públicos;
En las miradas tenues de enamorados al atardecer,
Que pueblan de estrellas todas las noches.
Es una sombra habitando la máquina del tiempo,
Como rayos, inventa los escondrijos de arcoíris:
Son grillos cantando a la orilla del verano,
En las subyacentes razones, que no hacen sinapsis.
En las sombras de esos versos, habita un ser terco,
Que ha levantado su voz desde un rincón del planeta,
Funda un universo, tras una lluvia de meteoritos.
Son las huellas, donde se han graficado nuevos versos.
Apariencias de los discursivos mamotretos del silencio
Con un poder colosal de volúmenes y masas.
Son metáforas desatadas y muchos verbos esperando
Un viento astral, que se los lleve a las llanuras ubicadas
En el lado izquierdo, de nuestros incipientes cerebros.