Te seguiré queriendo
mientras dure mi vida
y soñando tu imagen
me pasaré los días
esperando que tu alma
con su amor me bendiga;
y tus ojos me alumbren
con la luz que destilan
llena de brillo
que me cautiva
y me hace reo
de tus pupilas.
Aunque llegue el estío
y las rosas marchitas
se degajen del tallo
por faltar la caricia
que de invierno reciben
con ternura prolija;
en mi verso armonioso
estará tu sonrisa
llena de brillo
que me cautiva
con esas auras
por Dios benditas.
Aunque vengan los años
con otoños que pintan
esos hilos de plata
que silentes explican
que de amar pasó el tiempo
y que guarde mi lira;
buscaré en tu mirada
esa estela divina,
llena de brillo
que me cautiva
con su misterio
de regia ninfa.
¡Porque nada ni nadie
éste sueño me quita
de adorarte por siempre
sin razón ni medida;
ya que tu eres la musa
que mis versos cobija,
y que espero con ansias
me regale la dicha
llena de brillo
que me cautiva
y que es mi fuente
de poesía.
Autor: Aníbal Rodríguez