-Cariño, estoy preocupada.
-Amor mío, no será nada.
-Temo a la lluvia fría
y a la nieve helada.
Me asusta el viento
de la madrugada.
Me dan miedo el trueno
y la feroz granizada.
-Amor mío, no será nada.
Veremos la lluvia
desde la ventana.
Oiremos el viento
en nuestra almohada.
Será lejano el trueno
en nuestra cama.
Y cuando por las calles
bajen torrentes de nata,
y no silben los pájaros
en la enramada;
cuando los árboles
se vistan de escarcha,
nos sonreirá inocente
una nueva cara,
con ojos muy limpios
y una piel de nácar,
y todo será reciente
en nuestra casa.
-Cariño, estoy preocupada.
-Amor mío, seguro que no será nada.