Las margaritas decoran el paso mañanero,
Corriente, helado, frío, un poco molesto;
Rutinario, de palabras contadas
Que en ocasiones traen cortos de lo nuestro
Apaciguados pero aún dolorosos,
Que vienen consigo preguntas de solución
Luego recaigo en la realidad;
Todos vivimos en la imperfección.
Destellos en los que ahora soy espectador
Pero trazan una sonrisa en mi fisionomía
Tal vez de amor, tal vez, diría
Son estallidos reconfortantes en mi anatomía