Elias Castellano Blanco

NEGRO LLANTO

 

 

No percibo ni lluvia ni viento,

ni el rugir del trueno cuando llega,

porque el barco que en mi alma navega

ha perdido su rumbo. Y mi aliento,

no domina su timón de brega.

 

Déjame llorando, madre,

aquí en la orilla del río,

y que mi llanto taladre

el muro de este amor frío,

 

que el flujo, arrastre mi llanto.

Que el llanto horade montañas

y llegue a tierras extrañas

como el eco de un gran canto,

 

que junto al agua, sentada,

podré lavar esta pena.

Yo seré, esa magdalena

de una pasión anunciada.

 

Madre, déjame llorando

aquí, donde nadie vea

este clavel, que sangrando,

cubre mis ojos de brea.