Amanece un nuevo día en el mundo,
el sol bosteza su rayo fulgente,
despierta aromas que el aire presiente,
irisado albor de color profundo.
Brillan las flores de libar fecundo,
las aves trinan la vida vibrante;
la brisa tersa acaricia el instante
del orto que nace fértil, rotundo.
El cielo espeja tonos de alabanza
un lienzo claro que abraza la calma,
paisaje sacro de una nueva alianza.
En cada latir, el amor se inflama
con este resplandor que al orbe alcanza
en la hora mágica que a todos llama.