En el círculo ártico,
en plena noche,
se encaramaron unas estrellas sobre otras
resplandecientes,
iluminando las blancas nieves
transformadas en extensiones de zafiros,
los osos despertaron,
la mar rugiente acariciaba,
los lobos marinos aún somnolientos
se aventuraron a las aguas;
los esquimales desfilaban,
sus voces eran cánticos,
los iglúes, témpanos de diamantes,
silbó un viento celeste,
el silencio roto,
fragmentado,
huyó a las montañas,
lejanas fogatas, ululantes,
se alzaron al cielo,
los astros perdieron su brillo,
nos internamos en la eternidad.