Alberto Escobar

Despacio

 

Festina lente.

—Augusto la usaba mucho...

 

 

Muy despacio,
que el sabor penetre
la tensión superficial
del agua, sin darse cuenta
de que el movimiento 
se está moviendo, 
sin que parezca tiempo
lo que transcurre, un soplo
desplazándose, un detenerse
la respiración cuando aspira
a repletar la trama roja, quieta
de una sangre rápida, ligera
por dentro de un scalextric
intenso, de células en disputa
estrellándose en una curva. 
Muy despacio entra mejor,
se siente, se vive más en dentro,
se llena uno de la sensación cierta
de haber vivido ese momento, eso
que entre las manos has tenido,
entre la boca, o entre las vísceras.
Que penetre, despacio, la fibra,
que después puedas contarlo
porque tu entendimiento da el ok,
lo adentra en la sección en la que
se intitulan las vivencias vividas,
las que se han grabado correctamente. 
Muy despacio, y profundo el tacto
que el acto engendra, e instituye,
que en los dedos, y sus papilas quede
impresa de por vida el sentimiento, 
el quejido que desde el corazón generó
un chorro de sangre constatante, lento,
eterno, sempiterno, fijo en su especie...
Tengo prisa —por vivir, por gozar—,
voy despacio, muy despacio, intenso
koala, acérrimo, palpitante, militante...
Sueño con percatar el centésimo cambio
dado en una flor en su madurar diario.
Sería extaordinariooooo.