La carta ha llegado:
trueno que resplandece
sobre mi cuerpo
hendido por tu ausencia.
Antigua y nocturna
espera por tu luz entre mis manos,
herida que la noche misma
culminó con tus versos.
Sigilosa tinta
desvaneciéndose
sobre mi desnudez.
Vertiginosa como el ansia
de la inagotable noche
de mi soledad.
Toda la madrugada,
como esquirlas de luna
deshechas en mis ojos,
sigue hablando de ti.
Escritura ambarina,
trasluz de luz de tus palabras.
Atrapada entre mi silencio,
deshecha entre mis manos,
con tanto azul, con tanto azul
que le robó a tu nombre.