Yo hable, pero ¿alguien escuchaba?
Quizás nadie entendía
mi lenguaje de besos
mi escritura de caricias y mimos,
quizá la gramática en la poesis
de mi fatigado cuerpo
estaba torpemente redactada,
o las sombras de mis silencios,
impidieron mi comprensión.
Yo gritaba, pero quizás mis pasos
acallaron las cuerdas de mi sexo.
Quizás la forma de mi mirada
el desconocimiento de mi lengua
la falta de cuidado en mi legibilidad
simplemente el alcance de la cerrazón.
O tal vez, quizás para nadie nunca fueron
comprensibles las líneas de mis gestos…
y aquí estoy clavada en las palabras
que no supieron decir no, ni lograron
completo y puntualmente decir adiós.