Miguel Ángel Miguélez

Eres tú, corazón...

 

 

 

 

 

Es tu mano paloma mensajera

que acaricia el celaje del ocaso.

Una lluvia de abril, un nuevo paso

que me eleva a una eterna primavera.

 

Es tu sombra una luz, una silueta,

un divino desliz, un fino trazo

dibujado en el aire y, de un plumazo,

avanza sobre mí suave y discreta.

 

Es tu cuerpo violín de cuyas cuerdas

fluyen las melodías como río

do bebo hasta vivir en mí la calma.

 

Éres tú, corazón, que en las izquierdas

dejas sentir aquel escalofrío

ardiente por la piel que cubre el alma.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miguel Ángel Miguélez

 

 

Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin el consentimiento expreso del autor.