Miguel Ángel Miguélez

Fábula del rebeco y la araña

 

 

 

 

 

 

 

 

Dicen que por la cumbre, a la montaña,

iba un rebeco en busca de buen pasto.

De pronto alzó los ojos y vio un vasto

valle verde y, en medio, una cabaña.

 

Allá se dirigió de buena maña

hasta que se topó con un canasto

de fruta fresca y sino, sí, nefasto,

pues lo guardaba ufana doña araña.

 

Díjole ella tras verlo tan hambriento:

-Reponga aquí sus fuerzas, gran señor.

Dignas son de su gloria, lo presiento-.

 

Y el rebeco probó. Por su interior

el veneno le ardía y, con tormento,

baló: \"No fíes del adulador\".

 

 

 

 

 

 

Miguel Ángel Miguélez

 

 

 

 

 

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