Miguel Ángel Miguélez

El beso de dos rosas

 

 

 

 

 

 

Sus alas por el cielo

frágiles dejan

retazos del silencio

y albas estelas.

 

 

Un cosmos imposible,

una amargura

y el viento, como esfinge,

guarda la luna.

 

 

Al horizonte asoma

un eufemismo.

El beso de dos rosas

sobre el camino.

 

 

Del halo de la noche

surge un deseo

que alumbra lo que esconden

tras sus luceros:

 

 

- Revísteme de plata

con tu saliva

y cubra esta mañana

toda la vida.

 

 

- Los árboles callados

así observaban,

desnudos ya los astros

a la alborada

 

 

en su fugaz encuentro

de luz y encajes,

muriendo tras un sueño

como los mártires.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miguel Ángel Miguélez

 

 

 

 

 

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