En ocasiones como no sabemos muy bien por donde empezar, nos hemos dedicado durante unos meses, a entrevistar a personas de todas las edades y profesiones. Al comprobar que algunas personas les cuesta concretar, lo que las hece feliz, en cambio saben muy bien lo que los hace desgraciados, por ello les pedía muy amablemente que me indicaran o hablaran de satisfacciones, donde habían logrado un alto grado de bienestar. Para sorpresa, exceptuando el nacimiento de un hijo, no se contempló grandes logros. En el ranking personal de la felicidad, casi nadie citaba los éxitos académicos, ni ascensos en el trabajo. Y aún menos, conquistas materiales como estrenar una casa o automovil a pesar de que estas adquisiciones suponen una inversión de miles de horas de trabajo, y décadas enteras en el caso del inmueble.