Rumor de lluvia
dejando en los cristales
pequeñas lágrimas.
Son como besos
mandados por las nubes
para los hombres.
Y si me apuras
el agua es la caricia
que sana el alma.
Unas palmeras
reciben a la lluvia
en el jardín.
También hay robles,
encinas y laureles
y algún hayedo.
Bonita estampa
ofrece, en los cristales,
el llanto amable.
Y es que la lluvia
da forma, hoy, al poema,
del soñador.
El sueño brota,
se extiende por las nubes
y busca el suelo.
Te busca a ti,
amor, como utopía
y realidad.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/24