Yacen ya despiertas
Cuyo propósito vaga vilmente entre los peñascos
Un rumor de agua saliendo, florido, como una nube.
Trepando
Subiendo la ancha colina
¡Ay! Se van sus manos por sobre la angosta trecha.
El poeta alza su mano
Y le brillan castas sus hebillas
Y ahora el poniente le consuela
¡Ay! No vengan a las cumbres de mercela.