Bendita la palabra que te lance que te ocasionó la mínima curva de su sonrisa, bendito el aire que se cruzó casual paso a llevarte mis palabras a su oído, bendito el suelo que te da firmeza en posición de escucha, bendita la cronología que coincidimos.
Bendita fue la eyaculación de tu padre y de mi padre para coincidir tú y yo en edades similares en estos lares. Bendita sea la resistencia del parto de nuestras madres. Benditos los tornillos que sujetaron la cama. Bendito el ebanista.
Bendita sea la república, que dio suelo a los patriotas y eludió succionarnos al vacío caótico del espacio exterior, bendito sea el himno que dio voz de libertad a los esclavos, bendito el aire que nos da vida al respirar, pero vida me dio su voz moribunda sobre mi pecho, bendita su sonrisa cegadora que hace al sol oscuro, bendita su voz cansada de noche que adorna a la luna.
Bendito sea el creador, de cómo te invento, de su estructuración, eres ágil en belleza, seguía sus líneas de sus huellas dactilares las mismas me ubicaban a su corazón, en su corazón encontraba reposada su alma, y en su alma dormía el universo, ¡Universo que me conducía a ti! El universo tiene su nombre ¡Ah! ¡Bendito sea su nombre!