La noche es fría y ventosa,
Ráfagas golpean en torpes esquinas,
Hojas desahuciadas, desprendidas revolotean
En la indolencia del aéreo equilibrio,
Mis pasos resuenan lejanos
Contra las paredes del bulevar,
Y se cofunden entre esos ruidosos
Vehículos que por la aceitosa calzada
Desparraman sus nocivas heces,
Sombras de anónimos transeúntes vacilan,
Y el frio viento arrecia, con fuerza,
La ventisca no me deja ver, apenas,
El rostro de la enigmática mujer que,
Se aproxima con prisa, sujetando del viento
Su vestido color malva, su melena
Negra azabache que serpentea al vacío;
Y me abraza, y me besa. Sus gruesos
Labios tibios, tiernos, dulces, enrojecidos
De carmín rebelde y exotérico,
Temblorosos; y me pide que la acompañe.
¡El viento, la ventisca, el tráfico, apenas si se mueven! ¡Luce sol de primavera!