¿Por qué escapar a la playa, las montañas?
¡Vamos hacia dentro de nosotros!
Démonos:
A los sitios sagrados del amor
y a la belleza de la rosa.
Hacia los días sin nombres y sin oficios
y diagramar ahí un sueño.
A la lengua seca de palabras no dichas
en octubre
para que afloren con estas lluvias,
como lo hacen las flores y las mariposas
y los insectos y los charcos
en Nicaragua.
Con la memoria destejiendo lo urdido
para conspirar nuevamente consigo.
Hacia el olvido
de los rostros que pasan y repasan lo vivido.
Detenerse solo un momento
en la sonrisa inadvertida
del desconocido que se alojó
en el oscuro cuarto de mi memoria perdida.
Y ahí, diluido en lo que no existe
(pero que alguna vez estuvo en mi paso),
tocarle con las frágiles manos que yo tuve
y decirle “hola”
como un ritual de iniciación
en este nuevo andar incomprendido;
así, juntos
sorber el café que nunca tomamos
en el lugar que ya no está.
Managua, 5 de octubre de 2024.