Entre la realidad y la infinidad
Respira el metaverso de los humanos
Ansiosas partículas latiendo su mundo
Unidas invisiblemente a otro pulsar
Dimensiones del espacio y tiempo
Intimidad en las orillas del pensamiento.
El alma trasluce su espontánea mirada
Despertar inocente de un recién nacido
Dulce fragancia del altruismo y la bondad
Luz apaciguando los humanos tormentos
Pecho y brazos sin temporalidad viviente
Abrazando fervorosamente a la vida.
La libertad no es la carne y los huesos
Ni partitura para un espacio especifico
Discurre entre el sentir de la conciencia
Desamarrando angustias existenciales
Rompiendo cadenas de la desolación
En la humildad del perdón
Esta la paz del buen corazón.
EH