ENRIQUE HORNA

SIN HOGAR

La mirada clavada en el suelo

Silencioso dolor de sus entrañas

Calles sordas a su desamparo

Encapsulando el circulo infrahumano

De su congoja y autoestima destruida

Puñales inmundos y maloliente olvido

Atravesando el túnel de su existencia.

 

Su amanecer es el rutinario tormento

Abriendo los ojos sin desayunar alegrías

Utopía es un pan caliente imaginado

Huesos y sangre navegando desespero

No hay abrazos tiernos ni flores que rían

Ni buenaventura que el azar piratea  

Cuando el tiempo angustia amparo.

 

Excluido habitante del sinhogarismo

Poblador vulnerado de la intemperie  

Devorado por la indolencia y el prejuicio

Punto oscuro de la dignidad humana

Piel rota de la llamada compasión   

No se ennoblece la vida ignorando el dolor

Menos si la conciencia humana es extravió.

 

EH