La mirada clavada en el suelo
Silencioso dolor de sus entrañas
Calles sordas a su desamparo
Encapsulando el circulo infrahumano
De su congoja y autoestima destruida
Puñales inmundos y maloliente olvido
Atravesando el túnel de su existencia.
Su amanecer es el rutinario tormento
Abriendo los ojos sin desayunar alegrías
Utopía es un pan caliente imaginado
Huesos y sangre navegando desespero
No hay abrazos tiernos ni flores que rían
Ni buenaventura que el azar piratea
Cuando el tiempo angustia amparo.
Excluido habitante del sinhogarismo
Poblador vulnerado de la intemperie
Devorado por la indolencia y el prejuicio
Punto oscuro de la dignidad humana
Piel rota de la llamada compasión
No se ennoblece la vida ignorando el dolor
Menos si la conciencia humana es extravió.
EH