¿Cómo pudiera escribir mi propia historia?
Rescatada desde la herida de sus sueños.
El sufrimiento que eclipsó su origen,
ignorada colmena del deseo.
Que siempre deja maderos en cenizas,
hundiendo el puñal en sus cabellos.
Quiero decir, ¡vívanse libres y felices!
Que los fragmentos del desastre sean breves
y solo hieran preciso el desdichado evento
y su crujir empañe la media luz de la cordura temblorosa.
Ya libre de ataduras y culpas maldecidas
cabalguen al galope sus ansias vivas
duden de la libertad encadenada que trae un Caín a sus espaldas
y si precisan, bruñan nuevamente las memorias
que la tierra sabrá girar con hambre y con coraje.
Siempre habrá alguna luz en los rincones del sombrero.
No está de más sobar la cobardía y su prudencia
removiendo el calce del ser con lo que dices
sobando el jarro de viejas cicatrices
para arremeter al próximo molino
cualquier tarde en que escojan levantarse
de las vidas desafiada por sus propios laberintos.
¡Invítenme que yo los sigo!