Deben haber otros que te codician,
que suspiran por verte, que ansían tu piel,
pero soy yo, entre sombras, quien te acaricia,
quien llora en silencio, quien pierde por él.
Que sueñen, que esperen, que vivan de engaños,
pues soy yo quien te llora, quien gime en el viento,
quien cuenta los días, los meses, los años,
soy yo quien te anhela a cada momento.
¿Acaso te siguen con tanta pasión,
como el fuego en mi pecho, que nunca se apaga?
¿O es su amor, como tantos, simple ilusión,
mientras yo me consumo, mientras mi alma naufraga?
Que los otros se queden con lo que no ofreces,
pues soy yo quien te espera en silencios tan crueles,
cada minuto, cada hora que pereces,
soy yo quien te sueña, soy yo quien te duele.
Que codicien tu risa, que busquen tu andar,
al final, soy yo quien te sabe esperar.